Publicidad

 

CINCO OBRAS CLAVE DE AUTOPRODUCCIÓN

 



CINCO OBRAS CLAVE DE AUTOPRODUCCIÓN EN MADRIDIMAGEN

 

En un año clave para el cine “al margen” del circuito comercial, el festival Madrid Imagen ha seleccionado para su decimoctava edición cinco largometrajes imprescindibles en una cartelera oculta, y que han conformado su sección de “Autoproducido”. Su carácter, llámese low cost o de guerrilla, hacen de ‘Gente en sitios’, ‘Casting’, ‘Esperando septiembre’, ‘Ilusión’ y ‘Faraday’, títulos de obligado visualizado para entender cómo un pequeño reducto del cine más independiente se ha hecho fuerte sin dejar de ser humilde.

Eso sí, cada uno de los responsables de estas películas entiende la relación de esta pequeña aldea gala con los embates del Imperio romano de manera muy distinta. Universo Cinema ha hablado con cada uno de ellos sobre su película y su visión de este nuevo nicho del cine independiente.

 

 

 

 

‘GENTE EN SITIOS’ (Juan Cavestany)


“No hay una solución verdadera para nada en el mundo”

 

La flamante ganadora de esta edición de Madrid Imagen en la sección que nos ocupa se ha convertido en la punta de lanza de la cartelera low cost de este año gracias al “boca a boca”. Si bien es cierto que venía avalada por un elenco repleto de caras conocidas del cine español y que ahora se estrenará en salas comerciales, Juan Cavestany nos recuerda que “la película se concibió de forma muy pequeña, minúscula, y lo sigue siendo”.

 

El director reconoce que decidió adoptar este modelo de producción hace tres años durante el rodaje de ‘Dispongo de barcos’ (2010) y que ‘Gente en sitios’ “se ha rodado a lo largo de seis meses, un día a la semana, y ajustándose a la conveniencia de los actores y personas involucradas”. Maribel Verdú, Antonio de la Torre, Carlos Areces, Ernesto Alterio, Gustavo Salmerón, Raúl Arévalo, Santiago Segura o Tristán Ulloa (entre muchos otros) prestan su colaboración para un experimento narrativo de finales inconclusos, un género realmente indefinido que ha venido a llamarse post-humor y que cuenta con tantos seguidores como detractores. El propio Cavestany matiza que “no es una película de sketches sino una película normal, como cualquier otra, con la salvedad de que los personajes y las tramas no continúan de una escena a otra”. En cualquier caso, la oferta de ‘Gente en sitios’ es indiscutiblemente inusitada y audaz, y quizá por ello desconcertante.

 

 

Para llevar a buen puerto esta arriesgada propuesta Cavestany quiso rodar a pié de calle, con total libertad y cuando los actores buenamente pudieran. Grabar una película así, si no es mediante autoproducción, hubiera sido casi imposible. Sobre este modelo Cavestany resalta que “la mayor ventaja es una libertad absoluta en la escritura, planificación, localizaciones, casting, rodaje, montaje, etc… Se convierte en un trabajo fácil y gozoso”. Respecto a los inconvenientes, lo tiene claro: “que se hace sin dinero, sin poder pagar a gente que emplea su tiempo y su trabajo. Si la película da beneficios se pagará a todo el mundo”.

En cualquier caso, la película ya ha recabado el éxito de la crítica antes de su merecido salto al circuito comercial y el público la ha respaldado en los festivales por los que ha pasado, si bien Cavestany se muestra cauto y considera que “aún no se puede hablar de éxito, desde luego lo que no esperábamos es una acogida tan generosa por parte de la crítica y del público que ha podido ver la película hasta el momento”.

 

Que ‘Gente en sitios’ sirva de paradigma sobre la solvencia del cine autoproducido es algo que el tiempo dirá, pero ni siquiera su paso firme a la deriva del cine low cost sirven de garantía para Cavestany, que, sobre las posibilidades que se han abierto para el nuevo cine de guerrilla, responde: “¿qué solución verdadera existe para nada en el mundo? Ninguna. Todo es un proceso constante: desde la cura del cáncer hasta la comunicación entre las personas”.

 

 

 

 

‘CASTING’ (Jorge Naranjo)


“El término autoproducción es delicado, George Lucas también se produce sus cosas”

 

Fue una de las sorpresas del pasado Festival de Málaga, llevándose el reconocimiento para su reparto masculino y femenino en un merecido tributo a tantos actores que se someten a la dura prueba psicológica de un casting. Pero bajo ese título, ‘Casting’, Jorge Naranjo presenta su particular historia de “chico conoce a chica” con un guión sobresaliente repleto de requiebros y situaciones memorables.

 

Naranjo recuerda que la película, su ópera prima, nace de un cortometraje anterior del mismo título y que “surge de un pequeño monólogo de humor que le escribí para una prueba a mi amigo Javier López” (también protagonista del largo) y que tuvo un gran éxito en Notodofilmfest. La idea de la película, dice, fue más casual, ya que “estaba trabajando en un guión de largometraje bastante autobiográfico, lleno de referencias a relaciones sentimentales y anécdotas de parejas y  me di cuenta de que podía unir todas esas historias y mantener algunas de las ideas que ya había trabajado en los cortos. Y encajó”.

 

De este modo, Naranjo ofrece el retrato actoral más humano desde que Alan Parker musicara el drama de las audiciones con ‘Fama’ (1979). Sustituyendo los números de music-hall por situaciones de cotidianidad y convirtiendo a los actores en sus propios personajes, ‘Casting’ logra una empática cercanía con el espectador basada, no tanto en situaciones reales, dice el director, sino  “en los sentimientos reales de ellos, más que en anécdotas. Lo que hemos hecho es trabajar con ese sentimiento que el actor tiene tanto dentro como fuera de la pantalla. Creo que es ahí donde reside su fuerza”.

 

 

Y claro, en una película sobre actores, buena parte de su éxito reside en los propios actores. Los jovencísimos Javier López y Esther Rivas demuestran una gran química en la pantalla con unos papeles escritos para ellos. El resto fueron apareciendo sin hacer castings, paradójicamente. Una emocional Ruth Armas con una “historia maravillosa que sólo podía interpretar ella”, un divertido y entrañable Nay Díaz que se coló en el reparto tras conocer al director en una fiesta y un Ken Appledorn con un volcánico monólogo que conquistó a Naranjo tras mandarle su videobook por Internet. Entre otros muchos, porque ‘Casting’ es una película de actores o, bueno,  de personas que son actores y que, aunque interpreten a un personaje mantienen cierto cordón umbilical consigo mismos (incluyendo la participación de Juanra Bonet) generando así una sensación de falsa realidad y que, en el caso de ‘Casting’, “tenía que ser así porque queríamos mantener la filosofía de los cortos”, explica Naranjo, “personalmente, siempre me ha interesado mucho esa dicotomía de ficción-realidad, es una frontera que me fascina”.

 

Este carácter de falsa-realidad, y su génesis con el corto, hacían de ‘Casting’ un proyecto demasiado personal como para no ser autoproducido a toda costa. Con una financiación de siete mil euros y el rescate a posteriori de un productor alemán, la película ha podido salir a la luz conquistando al público y espera ahora una distribución comercial.

 

Ahora bien, sobre este modelo de producción Javier Naranjo es autocrítico, que no crítico. “Creo que hay que hacerse con un equipo de gente que vaya a estar desde el principio hasta el final porque de lo contrario, estás vendido y acaba cayendo sobre los hombros un peso que una persona sola no es capaz de soportar”, dice,  “o quizás sí, pero sólo una vez en la vida, creo que no sería capaz de sobrevivir a otra experiencia así, por muchas alegrías que nos haya dado”. 

 

“La autoproducción es maravillosa si se hace bien”, continúa Naranjo, pero no hay que confundir autoproducirse una película con producir una película de bajo presupuesto. “Creo que el término autoproducción es delicado, porque George Lucas también se produce sus cosas, y Steven Spielberg y muchos grandes cineastas de este país”. Y esto es importante para entender la diferencia.

 

 

 

 

‘ILUSIÓN’ (Daniel Castro)


“La autoproducción va a ser una opción para proyectos pequeños y muy personales”

 

Curtido como guionista en televisión, Daniel Castro ha dado un valiente salto al largo escribiendo, dirigiendo y protagonizando una obra con tintes autobiográficos, ‘Ilusión’. Tres años ha tardado (desde que escribió la primera línea del guión) en sacar esta película cuyo presupuesto calcula en unos veinte mil euros, y que se han ido sobre todo en pagar al equipo técnico y en los gastos de distribución.

 

Con ‘Ilusión’, Castro aborda una temática inherente al cine autoproducido: la crisis. En este caso una doble crisis: la económica y la de la frustración profesional. Con referencias directas, tanto narrativas como visuales, al cine de Woody Allen, Castro se embarcó en la producción de ‘Ilusión’ sabiendo que iba a autoproducirse, por lo que “escribí un guión muy sencillo, que no supusiera grandes desafíos técnicos de ningún tipo. Aunque me costó bastante escribirlo, porque debía tener en cuenta todas esas limitaciones”, reconoce el director.

 

De este modo nos encontramos ante una obra íntima y de sana autoparodia que conquistó el Festival de Málaga llevándose los premios a la mejor película y guión en la sección ZonaZine, y que conquista igualmente al espectador por su facilidad empática. “En cierto modo me pongo en ridículo”, dice Castro, “para que el espectador se sienta identificado con algunos comportamientos estúpidos del protagonista, pero también aliviado por no llegar a esos extremos de quijotismo”.

 

Y es que al fin y al cabo Castro pone magistralmente sobre la mesa de autopsias las expectativas inherentes a cada uno de nosotros y las disecciona con precisión hasta vernos reflejados en un personaje quijotesco que asume él mismo y que nos recuerda al autoparódico Larry David de ‘Curb your enthusiasm’.

 

 

La decisión de ponerse así mismo en la picota, dice, se remonta a anteriores experiencias en las que él mismo se había expuesto en cortos (véase ‘After Shave’, 2009) y “dado que habían tenido cierto éxito, decidí tomar ese camino”. A la hora de estar delante y detrás de la cámara, Castro reconoce la ayuda que obtuvo del equipo técnico y de Oriol Puig, “un gran director, con mucho gusto que, en la práctica, hizo funciones de codirector”, lo que le permite manejar el drama desde el otro lado, ese que habitualmente olvida el realizador y que es con el curiosamente entronca directamente el espectador.

 

De este modo, Castro consigue crear ese sentimiento de falsa-relidad del que hablábamos antes, y que se potencia colocando al propio David Trueba en la piel de un impertérrito director que desprecia su obra y que llega a su cúlmen cuando Castro fantasea con su Óscar.

 

No es de extrañar así que para Castro la autoproducción sea “una opción para proyectos pequeños y muy personales”. “Junto a algunas desventajas evidentes como la reducción o eliminación de sueldos, presenta algunas ventajas como la libertad que proporciona”, dice, “una libertad dentro de un mar de precariedad, claro”.

 

Y concluye que le gustaría “que se fuera ampliando la red informal de cines y centros culturales que ha ido naciendo en casi todo el país que van exhibiendo este tipo de películas, me parece que son los lugares adecuados para verlas y discutir sobre ellas”. “Sobre ‘Ilusión’, estamos muy contentos sobre nuestro recorrido por festivales, salas y muestras de todo tipo. No esperábamos que tuviera la acogida que está teniendo. Ojalá siga así”.

 

 

 

 

‘ESPERANDO SEPTIEMBRE’ (Tina Olivares)


“Que el remedio no sea la solución”

 

Que la solución más fácil no es la mejor solución podría ser la lectura de la ópera prima de Tina Olivares, ‘Esperando septiembre’, o como dijo su equipo en la presentación del film en Madrid Imagen en referencia al cine autoproducido: “que el remedio no sea la solución”.

 

Al ver ‘Esperando septiembre’ uno se queda con la calurosa sensación de una comedia de situación aplicada al contexto de crisis, una de esas historias sin pretensiones virales más allá de la que cuentan sus propios personajes. “La película defiende que la vida sigue a pesar de todo”, dice Olivares, “esperar septiembre es lo que muchos hacemos en agosto, dejar pasar el mes más parado del año y confiar en que todo se reactive cuando pase el calor. Es una metáfora de los tiempos que vivimos, ¿quién no está esperando ahora un 2014 mejor? La película defiende la tesis de que debes crearte ese futuro en tu día a día. Tal vez sea un poco de terapia barata, pero mejor eso que pensar que no puedes hacer nada para cambiar las cosas”.

 

Así, ‘Esperando septiembre’ aplica una solvente crónica social a base de personajes que entroncan en lo histérico de ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ (Pedro Almodóvar, 1988) o ‘Perdona bonita pero Lucas me quería a mi’ (Ayaso y Sabroso, 1997) al tiempo que aplica un acertado humor catódico contemporáneo. Pero encontrarse con una bolsa rebosante de las antiguas pesetas hará que los protagonistas de ‘Esperando septiembre’ descubran que la solución más fácil no es la mejor solución para sus problemas. Y claro, nos preguntamos si es algo parecido a lo que sentirán los directores que pelean para sacar adelante su película autoproducida.

 

 

Para Tina Olivares, “no se usaba el término autoproducción para el cine de una manera tan generalizada como se está usando ahora”. Ella se lanzó a producir esta película en 2009 contando con que “tenía amigos actores que querían hacer esto conmigo, una historia que contar y, maravillosamente, tiempo y algo de dinero a la vez”. La otra opción, continúa, “era presentar el guión a un productor y esperar a ver qué pasa. Confieso que esa espera me parecía una pesadilla comparada con la libertad de tomar las riendas, equivocándome o no”.  

 

“El cine autoproducido no es una solución fácil”, remarca Olivares en referencia a una situación que quizá se nos esté yendo de las manos y en la que, como en su película, asumimos una rendición temprana por una shakesperiana cáscara de huevo. “Se está dando en algunos casos sueltos y por parte de algunas personas, en las que parece darse un aprovechamiento de la situación y bajo el paraguas del no hay dinero, sugieren a los amigos o a los noveles que trabajen sin cobrar, parte o nada de su sueldo”, critica Olivares, “de esta manera, algo conceptualmente positivo, como es que la gente se arranque individualmente a producir sus cosas, se convierte en algo negativo, nido de caraduras y trabajo precario”. De este modo, ver su relato amable sobre la crisis (económica y de la amistad) que es ‘Esperando septiembre’ se convierte quizá sin pretenderlo en una declaración de intenciones sobre el “no todo vale” a pesar de que vaya en detrimento de sus poderosas lecturas sobre el desamor y el desengaño.

”Observo que el gremio cinematográfico todavía no sabe lo que es una autoproducción, ignora y desdeña que se trata de un producto fabricado bajo unas condiciones y que tiene sus reglas, y además desperdicia el potencial del concepto, que no es otro que una muestra rotunda e imparable de que el espectador se está convirtiendo en productor de contenidos”, concluye Tina Olivares, “producir desde tus propios recursos tiene un mérito titánico y digno de reconocimiento pero veo con tristeza que el término se utiliza como un todo vale para echar en él todo aquello que suene a low cost.

 

 

 

 

‘FARADAY’ (Norberto Ramos del Val)


“Low Cost es una chorrada así muy guay para evitar decir de bajo presupuesto"

 

Convertido en todo un referente del low cost español, Norberto Ramos del Val es también uno de los más críticos con él. Tras sacarse de la manga el año pasado ‘Summertime’ por fin saca a la luz su ‘Faraday’, película sufragada entre crowdfunding y mucho sudor. “El crowdfunding esta vez no funcionó”, reconoce Del Val, “pero nos dio igual porque ya teníamos la coproducción con Apaches en marcha. Se ha hecho con muy poco dinero pero yo estoy de lo más contento. Desde el principio teníamos claro que era una peli pequeñita”.

Bajo la apariencia de una película sobre sucesos paranormales, ‘Faraday’ despliega un irreverente abanico de mordaz y sana autocrítica sobre todas estas cuestiones, el posicionamiento en redes sociales y falsa fama del bloguero, temas de los que mama y con los convive día a día su cine. “Está claro que del primero que hay que saber reírse para que una comedia funcione es de uno mismo”, reconoce, “ni los guionistas ni yo nos ponemos por encima de nadie en ningún momento, no vamos de listos. De hecho ellos son blogueros y yo llevo haciendo pelis sin dinero desde hace tantos años que ni me acuerdo de lo que era cobrar”.


Tras más de un año peleando por sacar adelante ‘Faraday’, Norberto Ramos del Val, decidió no convertirse en una especie de Terry Gilliam con película maldita y sacarla adelante a toda costa optando, para bien o para mal, por la autoproducción bajo un grito de guerra clarividente: “puto low cost”.

 

 

“Hartos de no poder vivir de esto y hartos de que últimamente lo del cine sin dinero en vez de ser, como siempre ha sido, sinónimo de cine libre, cafre, divertido y guerrillero, se haya puesto como etiqueta de pedantería extrema y pretenciosidad”  la película de Norber empezó a tomar forma fagocitándose a sí misma. Avalada por ese truco de prestidigitador llamado ‘Summertime’ y anexionando el propio ecosistema que le había encumbrado, Noberto Ramos del Val es consciente de que “ser el rey del low cost a la peña le puede sonar tope glamouroso, pero a mi me suena igual que si me dices que soy el rey de los mendigos del barrio”.

 

Con este espíritu de rey pescador, el director de ‘El último fin de semana’ (2011) toma un rumbo implosivo al más puro estilo de Jess Franco, con personajes frescos y diarrea argumental para hablar sin pelos en la lengua sobre todo lo que le apetezca. Así, los personajes caricaturescos de ‘Faraday’ entroncan de manera mordaz tanto con la irreverente cultura popular actual como con las viñetas de Ibáñez de hace cuarenta años para sacar los colores al españolito medio, labor mediante claro, tanto de sus personajes secundarios como de los protagonistas con Javier Bódalo y Diana Gómez, en estado de gracia.

 

Visto así, claro que ‘Faraday’ trata de fantasmas, porque “todos somos muy fantasmas según en qué momento”, dice divertido Del Val, pero vamos, que sorprendería “descubrir que realmente los fantasmas profesionales son los menos en esto del cine español, y en ‘Faraday’ no hay ni uno”, deja claro el director. “De hecho me cuido mucho de trabajar con gente que no me dé buen rollo. No soy de sufrir por sufrir, no merece la pena”.

 

UC (Manu Cabrera).